miércoles, 6 de diciembre de 2017

ALMAS

Evoco a tu alma y ella besa mis labios.
La siento como seda salvaje
en cada frunce de mi tronco.
Vaho de tu alma reptando
por la base sólida de  mis lumbares.
Fragancias otoñales embeben
las llamas de unas velas encendidas
con el rubor de un chocolate espeso.
En la ménsula de un ocaso,
a la luz del fuego de la chimenea,
tu alma adormilada
sestea entre nardos de deseo
 y como un pecado huérfano
resentido de conciencia,
a hurtadillas traspasa
el intestino de mi alma.
Mercurio en mis ojos,
con un café y un pastel
incito al pájaro a  volver a su nido.
Cesto de errores.
Alfombra de perdones.
Caviar en los faldones.
Amores eternos.
Alcobas sin nombre.
Dos corazones se revuelcan
entre las migajas de una estrella fugaz.
En los días sin sol mi alma regresa a tu alma
Cepeda




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